El retiro de Pau Cebrián, el mejor árbitro asistente de la Comunitat Valenciana
Pau Cebrián nos enseña cómo es su retiro, Los Calpes, pedanía de Puebla de Arenoso (Castellón) que casi linda con la provincia de Teruel; el lugar donde se evade y donde analiza toda una carrera en el arbitraje que acaba de finalizar. Su lugar favorito lejos del césped, las botas y los compañeros de equipo.
Y, además, Pau nos enseña cómo es su otro retiro, ese al que la norma de los 45 años le ha empujado a escoger pasando por encima de su portentoso estado físico, de una gran temporada final y de su gran experiencia con la bandera.
Pau Cebrián ha sido árbitro asistente en el fútbol profesional durante muchos años y también ha estado presente en varias finales europeas (con final de Champions League otra de Conference League incluidas), una final de Copa del Rey, unos Juegos Olímpicos, una Eurocopa y dos Mundiales. Casi nada.
Ahora, ya ajeno a vestirse de corto, valora opciones para su futuro desde su escondite preferido, donde recibe a la FFCV para valorar su carrera e inspirar a futuras generaciones de árbitros y árbitras de la Comunitat Valenciana.
«‘En esto has invertido demasiado tiempo, es tu pasión y lo tenemos que amortizar de alguna manera. Aunque no sea como futbolista tienes que encontrar la manera de que siga presente’, me dijo mi padre, que me recomendó ser árbitro, y fue la mejor decisión que tomé», explica Pau mientras pasea por las calles de Los Calpes.
En la entrevista el árbitro asistente analiza toda su trayectoria: sus inicios, sus recuerdos, su larguísima etapa con su ‘hermano’ Toño Mateu y su última temporada junto a César Soto y Carlos Álvarez (ambos galardonados recientemente con el premio Vicente Acebedo, que reconoce al mejor árbitro y mejor asistente de Primera División en la última campaña).
También, Pau Cebrián desvela qué le espera para el futuro y, para acabar, da un consejo a todos aquellos y aquellas que quieran dedicarse al arbitraje: «Que disfruten, que conozcan a mucha gente, que creen relaciones de amistad lo más profundas que puedan porque en un futuro no sabes lo que va a ocurrir. Y si ese chaval no puede llegar al menos que el camino recorrido haya sido bonito y que se le queden unos recuerdos preciosos porque el arbitraje es muy bonito».
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