La implantación de los reductores de porterías en la competición Prebenjamín en la pasada temporada supuso todo un éxito tanto para los clubes como para los jugadores.
La campaña 22/23 en el fútbol sala base valenciano quedará grabada como la que cambió el juego entre los más pequeños practicantes de nuestro deporte con nuevas medidas destinadas a favorecer la diversión y la formación.
Entre ellas, la que permite reducir la altura del larguero, desde el suelo, en 30 centímetros (de los dos metros actuales), algo que ha hecho el trabajo más fácil a los porteros y que al tiempo ha provocado que los atacantes tengan que ajustar más sus disparos a puerta.
Kiko Berrocal, vocal del Comité Técnico de Fútbol Sala de la Federació de Futbol de la Comunidad Valenciana, ha valorado esta medida como «muy, muy positiva, los clubes se han mostrado muy contentos con la experiencia que no sólo ha permitido reducir las goleadas en la competición prebenjamín, sino que además obliga a mejorar técnicamente tanto al jugador de pista como al guardameta».
Por su parte, Jorge Solaz, responsable de la cantera de El Pilar ha matizado: «La medida ha sido buena, especialmente en los equipos prebenjamines de primer año, su primer contacto con el fútbol sala, con balones y porterías a medida de los jugadores, si bien no tanto entre los de segundo año, donde las diferencias físicas pueden ser menores».
El CTFS de la FFCV no descarta ampliar esta medida -implantada a manera de prueba la pasada campaña en la provincia de València– a las futuras competiciones de los más pequeños en las provincias de Alacant y Castelló.