Mario Pérez tiene 10 años y desde hace dos ha convertido el arbitraje en su gran pasión. Sólo piensa en pitar, en ver partidos desde el prisma del árbitro y en vestir como los colegiados de Primera.
En la pantalla de su móvil tiene como fondo una foto de su ídolo, el árbitro valenciano Antonio Mateu Lahoz, al que gracias a una gestión de su amigo Julio con la FFCV ha podido conocer esta semana.
«Pensábamos que sería algo pasajero. Pero lleva ya dos años en los que sólo piensa en el arbitraje. Conocer a Toño ha sido el sueño de su vida», reconoce Vicente, padre de Mario.
Mario no juega al fútbol con sus amigos en la plaza de Navajas, su lugar de veraneo. Prefiere pitar el partido. Y para ello, su madre ha tenido que confeccionarle una equipación.
«No hay equipaje de árbitro de su talla. Le compré una camiseta amarilla y le cosí un bolsillo para las tarjetas. No se la quita nunca. Lavar y poner. Día tras otro», explica su madre Noelia.
Tras un encuentro privado en Algímia de Alfara, localidad natal de Mateu, el colegiado internacional y Mario han quedado para charlar sobre arbitraje en València, ante las cámaras de la FFCV. Este es el resultado.