En las afueras de Massanassa, a un par de calles de Alfafar y unas más de Sedaví y Benetússer, con sus correspondientes clubs, hay unas nuevas instalaciones de fútbol. Aunque la fecha de fundación del club es 1984, el aire en el CBD Massanassa es, “casi”, de refundación. “Antes nos llamábamos Escola Deportiva Municipal. Hace unos 25 años tomó el nombre actual. Este, nos hemos fusionado con Futbol City y casi hemos duplicado niños”, cuenta Paco López, el director deportivo de la escuela.
El club, que remonta ahora de una mala racha, centra su actividad en la formación de los niños en fútbol-8. Con la intención, eso sí, de incentivar el fútbol-11: “Hace 5 años estábamos bien en fútbol-11, pero de aquí para allá ha sido… Ahora sólo tenemos dos infantiles”, cuenta López. Además de los dos infantiles de futbol-11, el club tiene once equipos de fútbol-8. Esta, aseguran, será la nueva base para fortalecer el club y construir unos equipos de fútbol-11 que aseguren la continuidad de los niños. “Ahora mismo la base la tenemos bien posicionado, mejor que el fútbol-11. Entonces, al crecer, no encuentran lo que buscan y se van a otros clubes. No todos, muchos se quedan, pero ocurre. Ahora nuestra labor es que la gente ‘sea’ del club”, asegura López.
Las instalaciones del CBD Massanassa se componían, hasta hace unos meses, de un único campo municipal de fútbol-11. Con la fusión con el City, sin embargo, ganaron espacio. Se trataba de un club privado cuyas instalaciones están justo al lado, pero que ahora pasa a gestionar el Massanassa. “Las instalaciones no vienen con la fusión, sólo la escuela, pero las gestionamos nosotros. Estos nuevos campos nos ayudan a entrenar con mejor calidad, que no tengan que entrenar en un cuarto de campo”, cuenta López.
En las paredes del despacho, a un lado y a otro, pueden apreciarse trofeos de torneos y banderines, de la “buena época” de unos años atrás. Cuenta, sin embargo, como esto fue positivo pero también negativo. Hasta el momento, la gente que conformaba la plantilla de fútbol-11 era “gente del club”, que se había formado en él. Sin embargo, una acumulación de éxitos trajo, asegura López con autocrítica, algunas malas decisiones. “Nuestro error fue creer que nuestros jugadores no eran lo suficiente buenos para mantenernos en esas categorías, y fichábamos. Que quizás era cierto, pero si bajas, bajas. No hay que mantenerse en las categorías a cualquier precio”, recuerda López. Tras ello, se conformó una nueva filosofía en el club que va obteniendo resultados.
El Director Deportivo habla de “rectificar, empezar desde cero” y “encauzar” los equipos. Tras la fusión, en la que ambos clubes tenían aproximadamente 100 socios, ahora hay 170. Hay una nueva base en la que centrar esfuerzos que, después, se traduzcan en resultados en el fútbol 11. “Ya empezamos el año pasado, y éste seguimos trabajando. Para el año que viene queremos tener, por lo menos, tres infantiles, un juvenil y un cadete”, cuentan. “Y para ello tenemos que contar con los nuestros”, dice López. Parte de ese nuevo plan de trabajo es atraer a los niños de Massanassa, que “los niños del pueblo jueguen en el pueblo”, y vincular aún más el club con la localidad. “Para que resulte tenemos que fidelizar a los jugadores. Si tenemos tres alevines de segundo año, tenemos que fidelizar para que se queden después en fútbol-11 y así poder hacer un equipo completo”, dice López.
Tienen claro que siempre habrá alguien que salga en busca de algo mejor, cosa “normal”, pues al final están para formarles, pero que no tienen que buscar a unos “superckacks”, sino “cuidar” a los suyos. “Queremos fidelizar a los niños y fidelizar a los padres. También vamos a retomar los eventos sociales, como paellas conjuntas, que no sea venir una hora a entrenar y ya está. Ellos tienen que estar más a gusto, hacer más club, y nosotros hacer más cosas por ellos que no sólo entrenar y dar equipación”, concluye López.
Autor: Carles Desfilis para FFCV