Dice la ley química de Proust que cuando dos o más sustancias simples se combinan para formar un determinado compuesto, lo hacen siempre manteniendo la misma proporción entre las masas y podríamos decir que eso mismo pasa en el Fútbol Base y me explico, si combinamos Niños (Azufre), con Adultos (Carbón) y añadimos Competición (Salitre), sabemos que ninguno de estos elementos va a querer perder su importancia y lucharán por mantenerla, pero el problema es que si los juntamos en las proporciones exactas, es decir ponemos más Competición (Salitre), añadimos dos raciones de Adultos (Carbón) y rebajamos la importancia del Niño (Azufre) vamos a crear la pólvora y eso es lo que está pasando en el fútbol base, simplemente esto pasa debido a la ley de la probabilidad, ya que el fútbol se ha convertido en un deporte masificado, por lo cual, que se cree la pólvora y que de vez en cuando explote, es inevitable, de hecho como digo yo aún nos pasa poco, lo único que podemos hacer es controlar esas explosiones o evitar las máximas posibles.
Desde el Patacona CF hemos pasado en escasos 9 años de tener 14 jugadores a tener 450, por lo cual hemos recibido lo que se viene llamando un curso intensivo de realidad cada año. A pesar de ello, hemos ido aprobando curso tras curso y mejorando nota.
En nuestro club hemos vivido situaciones similares en mayor o menor medida como la acontecida recientemente en un club de Massanassa y aun siendo conscientes de que cada familia y cada niño es un mundo, al final la base de los problemas no es otro que la intervención en los adultos de 3 de los pecados capitales, en concreto la Ira, la Envidia y la Soberbia.
Afortunadamente, en la inmensa mayoría de los padres/madres impera el raciocinio y la lógica y por eso este deporte sobrevive pese a su gran magnitud actual, es trabajo de todos, Federación, Comité de Árbitros, Clubes, Entrenadores, Padres/Madres, Representantes, Medios de Comunicación, etc. combatir esos 3 pecados capitales, porque que nadie se olvide, están en el ADN de cada uno de nosotros y solo nosotros podemos controlarlos. Los niños, en términos generales, en el entorno adecuado no desarrollan estos pecados hasta que llegan a la edad adulta y también es cierto que los padres/madres no pueden descargar parte de la educación de sus hijos en los entrenadores o en los clubes, nosotros podemos completar esa educación, no crearla, por lo cual los niños no son el problema, jamás lo han sido y jamás los serán y lo que es más cruel… jamás deberían de pagar las consecuencias.
Yo personalmente y desde mi experiencia he perdido más horas que ganado hablando con padres/madres/abuelos e incluso abuelas, me he llevado muchos disgustos personales y desgraciadamente al final entiendes que no depende de nada, ni del nivel cultural, ni del nivel económico, ni del nivel social, ni siquiera del nivel de amistad o confianza, esta enfermedad la sufrimos todos y el que esté libre de pecado que tire la primera piedra.
Es por ello que nosotros a modo interno en el Patacona CF cuando nos encontramos en estas situaciones complejas elaboramos un test, en el cual, dependiendo de las palabras de los padres cuando hablamos con ellos, ya detectamos el nivel de afección que sufre cada uno, lo hacemos a modo de estudio interno para poder mejorar y entender a los mismos padres/madres en la medida de lo posible y con el único objetivo de finalmente ayudar al niño, porque la intención es ayudar, puesto que a veces nadie lo defiende y el jugador no sabe que está pasando, él solo quiere tal y como quería yo mismo cuando empecé en esto de pequeño, jugar al futbol con los amigos, ponerme unas botas con tacos y sentirme futbolista.
En el Patacona CF, ni somos, ni pretendemos ser psicólogos, pero entendemos que es nuestra obligación hacer algo al respecto, sobre todo en los casos donde percibimos que el niño sufre realmente y a falta de más herramientas y recursos que la experiencia, la compresión y el cariño, hacemos lo que podemos con las mismas intentando no extralimitarnos, al fin y al cabo dedicamos tantas horas y amamos tanto este deporte que no queremos que muera, ni en general, ni sobre todo en el alma de ningún niño.
Dentro de nuestro test de evaluación, para poner un ejemplo, si durante una conversación de unos 20 minutos aparecen un número concreto de estas frases que pongo a continuación ya sean textuales o similares, establecemos el nivel de preocupación que debemos tener sobre el caso, he intentamos aplicar nuestras fórmulas de ayuda.
Mi hijo no juega en su posición. Los compañeros de mi hijo le fastidian y le acosan. Mi hijo no juega los minutos que debería. Los compañeros de mi hijo son muy malos y así no va a evolucionar. El entrenador no sabe lo que hace. El entrenador le tiene manía a mi hijo. A mi hijo no se le dan las mismas oportunidades que al resto. Mi hijo debería estar en un equipo de mayor nivel. Tenemos buen equipo pero es como si no tuviéramos portero. A algunos del equipo les falta intensidad. Yo no presiono a mi hijo solo intento ayudarle. A mí no me gusta el fútbol pero entiendo que no ganamos porque se entrena mal. Los rivales son muy buenos porque en esa escuela sí que enseñan bien a los chavales. No metemos goles porque no se practican los tiros a puerta en los entrenes. El entrenador del año pasado sí que era bueno. El año que viene me voy a otra escuela porque aquí el niño no evoluciona. Hemos perdido por culpa del árbitro. Yo he jugado al fútbol y esto no se hace así. Hemos perdido por culpa de los cambios. A mi hijo no le pasan el balón. Mi hijo corre más que nadie mientras otros no se esfuerzan. Nos hacen falta refuerzos. Este juega porque es un enchufado. Yo pago para que mi hijo juegue. Parece que el entrenador quiera perder, etc.
Muy probablemente muchos habremos dicho ya algunas de estas frases y casi con toda probabilidad a lo largo de la vida deportiva de nuestro hijo o hija las habremos dicho todas, el problema se produce, es decir, la pólvora se crea, cuando somos capaces de decir algunas combinaciones de ellas y cantidades de las mismas durante 20 minutos de una misma conversación, y como decía, esto nos puede pasar a todos y podemos pasar por esa fase, en prebenjamines, benjamines, alevines, infantiles, cadetes e incluso juveniles, vamos, estamos expuestos a caer en esta trampa en cualquier momento en el que nos encontramos. Sólo siendo conscientes de ello, cada uno de nosotros y todos en general, podremos combatir esta lacra que si no detenemos, acaba desgraciadamente y en el mejor de los casos en el triste abandono de la práctica del fútbol por parte del jugador o jugadora, de hecho, jamás pensé que cruzaríamos la línea roja de que los 3 pecados apareciesen en la etapa querubín, pero justamente hace poco leí en una notica que ya había sucedido. Por ello podemos decir que estamos ya en alerta máxima y aunque únicamente salten a los medios algunos casos extremos, hay muchísimos que no llegan a tener notoriedad y que pasan continuamente en todos los clubs, por lo tanto o todos los que conformamos este complejo mundo nos ponemos a reflexionar o acabaremos con la pasión, la pasión del gol, del esfuerzo, la experiencia vital de formar parte de un equipo, de aprender o de simplemente jugar y divertirse.
Autor: Salvador Pons, Presidente del Patacona CF